martes, 24 de septiembre de 2013

Teamo mi bebe.

Es algo así como acostumbrarte cada día a vivir en un sueño, como quien sube a pie hasta lo más alto de la Torre Eiffel, y después de tan largo esfuerzo tiene a su lado a alguien a quien decirle 'te quiero'. Es algo así como esa sensación cuando el agua de la playa esta fría, y las olas rompen contra tu tripa. Al principio produce rechazo, pero poco a poco, tu cuerpo se acostumbra a la temperatura del agua. Yo me acostumbré a ti. A tus días y noches, idas y venidas, subidas y bajadas, claros y oscuros, lágrimas y sonrisas. Me acostumbré a que tú fueras ese único motivo para mantenerme viva. A agarrarme de tu mano como quien se agarra a la rama de un árbol en plena cascada. Me abracé a tus sonrisas como el niño se abraza a su madre en plena pesadilla. Y ahora no hay manera ni forma de despegarme de ti. De vivir un solo día sin una sonrisa que me alegre el día, de imaginar un mañana donde no seas protagonista. Puede dar miedo, depender hasta tal punto de alguien que vuela a diezmil pies por encima de tu cabeza. Alguien que hace tiempo rozó el cielo con la puntita de sus dedos, mientras que os sentís en la nuve número seis. Y yo no imagino nadie mejor que tú que me haga feliz. Al fin y al cabo  eres tú. Con tus tonterías, con tu sonrisa espontánea, con esa cara de niño.  eres tú. Con tu manera de hacerme feliz.

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